jueves, 8 de mayo de 2014

Crítica: 10.000 km de Carlos Marques-Marcet



La gran ganadora en el último Festival de cine español de Málaga es una historia que nos cuenta la peculiar historia de amor de una joven pareja que ve cómo las circunstancias les separan con nada menos que 10.000 km, la distancia que hay entre Barcelona y Los Ángeles, California. Nos van contando el día a día de esta relación y las dificultades por las que tienen que pasar para poder llevar el día a día su relación. Ahora con las nuevas tecnologías nos facilita el mantenerse comunicados, las llamadas son mucho más baratas y si se hacen vídeo llamadas prácticamente es gratuito y este tipo de tecnologías son las que utilizan los protagonistas para superar la distancia. Antes cuando las parejas se separaban por cuestiones laborales, por ejemplos los hombres que se iban a la mar y pasaban largas temporadas fuera de casa, tan sólo podían hacer una o dos llamadas en toda la temporada y si había suerte o esperar a recibir una carta con algún que otro regalo que les lleve más llevadera su ausencia del hogar. El problema de ahora y que sufren los personajes de esta película es que al tener esta cantidad de medios para comunicarse no se pueden echar realmente de menos porque es como si no se hubieran ido realmente aunque físicamente no estén juntos con lo que se provoca una paradoja, están pero a la vez no. La historia, fiel reflejo de la sociedad y del momento en el que vivimos es un retrato de cómo la gente vive, de cómo se relaciona y de cómo la crisis hace que mucha gente tenga que marcharse fuera a realizarse plenamente. La protagonista es una artista que de quedarse en España tan sólo puede aspirar a dar clases de inglés. Marcharse fuera no es una decisión fácil, los comienzos son complicados y sobre todo si como nos cuentan aquí se tiene que ir sola porque aunque la chica vaya para un año nunca se sabe cómo puede salir y siempre se pueden cambiar los planes ya sea para quedarse o para volver a la vida anterior.





Cuando vemos una película sabemos en  general diferenciar qué es ficción de lo que es realidad y evidentemente esta historia ha sido creada por un guionista que ha escrito unos personajes y se ha inventado una historia. Pero si tuviera que definir esta película en una sola palabra es realismo o mejor, verosímil. Nos creemos a esta pareja, nos creemos el amor que se tienen, cuando se enfadan, cuando son felices, entremos en la intimidad de su casa de forma sigilosa y no hay falsedad en ellos. Además de un gran trabajo por los actores en donde no hay artificio y en donde todo parece tan natural como si no hubiera un trabajo detrás, como si todo fuera creado en el mismo momento que sucede, la forma en la que nos cuenta ayuda mucho. El director utiliza diferentes cámaras para mostrarnos la peculiar forma que tienen los protagonistas de comunicarse que son en algunos casos realmente ingeniosas. Creo que es mejor no ver demasiados trailers y videos para que lo vemos todo por primera vez en el cine y sea todo nuevo. Aunque la actriz protagonista Natalia Tena haya participado en películas tan importantes como la saga de Harry Potter en donde se casaba con uno de los gemelos Weasley o en series como Juego de tronos no nos resulta demasiado familiar y el actor David Verdaguer ha trabajado sobre todo en la televisión catalana formando parte de los programas cómicos Crackòvia y Polònia. Al ser dos actores no especialmente conocidos por el gran público uno llega a creerse realmente que pueden ser pareja y  que se trata casi de la vida de los dos. Para Carlos Marques-Marcet supone su debut como director de largometrajes pero nadie lo diría porque sabe manejar la historia con una gran maestría. 

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